Brigadistas contra incendios en Las Vigas
Durante el año 2024, en el estado de Veracruz se suscitaron 205 incendios forestales, que consumieron 14 mil hectáreas, aumentando exponencialmente los daños en comparación con años anteriores, conforme a los datos del Concentrado Nacional de Incendios Forestales.
A principios del mes de junio, tuve la oportunidad de acompañar a un grupo de brigadistas especializados en el combate de incendios forestales, integrado por ocho personas reclutadas y capacitadas en el municipio de Las Vigas de Ramírez, a través de un convenio de colaboración, entre la Secretaría del Medio Ambiente del Estado (SEDEMA) y el ayuntamiento.
Con los brigadistas nos dirigimos a la comunidad de Cerro Colorado, donde se consumían poco más de dos hectáreas, el último de los 20 siniestros forestales ocurridos este año en la zona.


Uno de los factores que influyó en los incendios de los bosques del centro montañoso de Veracruz, fue la ola de calor que golpeó al estado y a gran parte del territorio mexicano en los meses de abril y mayo.
Según el investigador Miguel Armando López Ramírez, del Instituto de Investigaciones Forestales de la Universidad Veracruzana, la propagación de los incendios en las zonas boscosas, se debe a que la resina de los pinos es altamente inflamable, entre las especies vegetales la más conocida es el ocote.

Al frente de la Brigada estaba Fernando López Montiel, un joven de 23 años originario del municipio, estudiante de la carrera de Ingeniería Industrial y con un año de experiencia en el combate al fuego, quien refirió:
– Hace 5 años me tocó ver un incendio forestal aquí en Las Vigas. Fueron más de 400 hectáreas que se consumieron. El incendio estaba fuera de control y los mismos pobladores se empezaron a organizarse para subir al bosque a apagar el fuego. Al final se pudo controlar gracias a la llegada de aeronaves que rociaron con agua los lugares más críticos.
– ¿A partir de ese incidente te nace el deseo de volverte brigadista?
– Llegar al lugar al otro día de que se apagó el fuego, me impactó demasiado –recordaba Fernando con un expresión de asombro en su rostro–. Yo tenia 19 años y aún puedo percibir el olor a quemado, la lumbre había consumido todo a su paso: arboles, arbustos, conejos, víboras, pájaros; nada había quedado de ese bosque lleno de vida. Fue entonces cuando desee ser voluntario, pero me llegó la oportunidad de capacitarme y ser contratado como brigadista, y aquí estoy.
El jefe de la brigada va adelante del vehículo, en la cabina, y mientras la camioneta sale de la carretera federal para tomar terracería rumbo al siniestro, aprovecha para escribir un mensaje a su esposa avisándole que va a atender un incidente; pronto perderá señal. Fernando reconoce que siempre tiene temor por su vida y la de sus compañeros. Es un hombre creyente, pero sobre todo, es un líder cuidadoso que procura que los ocho compañeros siempre permanezcan juntos para cuidarse entre ellos.
Atrás, en la batea de la camioneta de redilas, que fue modificada para que los brigadistas pudieran guardar sus herramientas y viajar sentados, dos mujeres van platicando con el resto de sus compañeros. Elizabeth y Selena también forman parte de la brigada y fueron reclutadas con la misma convocatorio de la SEDEMA.
EN LAS MAÑANAS LUCHA CONTRA EL FUEGO Y EN LAS TARDES CORTA EL CABELLO
Elizabeth Santos Hernández tiene 30 años, es esposa y madre de un menor de 10 años, de nombre Josmar. Estudio hasta el bachillerato y también es estilista, tiene un local propio que se llama “Estética Atenea”.

– Mis clientas me preguntan que es lo que hago apagando incendios, no pueden creer que en las mañanas luche contra el fuego y en las tardes corte el cabello. Me han dicho que me admiran, que es bueno que demuestre que también las mujeres podemos ser útiles en esta difícil tarea.
– ¿Por qué decidiste salir de la estética para apagar incendios forestales?
– Me gusta aprender cosas distintas, vivir la adrenalina, más allá de que soy estilista también me siento orgullosa de ser combatiente de incendios forestales. Realizo dos labores completamente distintas, opuestas, incluso. En mi estética cuido la imagen de las personas, en un ambiente limpio, armonioso, en cambio, cuando salimos a combatir incendios, es un trabajo pesado, todo es caos e incertidumbre, no sabemos si volveremos con bien.
– ¿Qué es lo que más te ha impactado de un incendio forestal?
– Lo que más me ha impactado es llegar y ver que el fuego esta en la copa de los arboles, porque en esos momentos se siente como una tormenta de lumbre en nuestras cabezas.
– ¿En qué piensas cuando llegas a un incendio?
– Pienso mucho en mi hijo. Me encomiendo a Dios, para que todos salgamos con bien y podamos llegar a nuestros hogares con nuestras familias.
Elizabeth recuerda una ocasión cuando la brigada quedó atrapada a dos fuegos en el municipio de Perote, –tuvimos que salir corriendo por una vereda entre llamas y yo iba pensando en todo momento en mi hijo–. La brigadista reconoce que el fuego ha unido a sus compañeros en una hermandad donde se cuidan unos a otros. –Salvar arboles es muy bonito, me llena de satisfacción, pero con el tiempo he aprendido que primero está mi integridad y la de la brigada–, finaliza.
EL CONGRESO DEL ESTADO RECONOCE LA LABOR DE SELENA

María Selena Martínez
La otra mujer brigadista es María Selena Martínez Solano, de 28 años, madre de Edwin, de 8 años de edad. Selena es originaria de Toxtlacoaya, y el pasado 27 de junio fue reconocida por la LXVI Legislatura del Congreso del Estado de Veracruz, por su destacada labor en el combate a incendios forestales.
– ¿Qué sentiste al recibir el reconocimiento por parte de los diputados?
– Fue un momento muy bonito en mi vida. El reconocimiento no fue solamente a mi persona, sino a toda la brigada por la gran labor que realizamos como equipo.
– ¿Una mujer esta preparada para ser brigadista contra incendios forestales?
– Sí, estamos preparadas, somos muy trabajadoras, nuestros mismos compañeros varones nos han reconocido que tenemos la misma determinación y valentía que ellos para luchar contra un incendio. Hay ocasiones en que caminamos mucho, con equipo de protección, herramientas, la mochila donde llevamos artículos de uso personal, y a veces nos cansamos, porque hay que aceptar que no tenemos la misma fuerza que la de un hombre, pero a pesar de eso, nunca nos hemos rendido.
– ¿Has sufrido discriminación en tu trabajo por cuestión de género?
– Nunca, nuestros compañeros siempre nos han respetado y han visto por la integridad de nosotras como mujeres. Cuando el siniestro es muy fuerte o hay pendientes en el terreno, nosotras permanecemos como vigías, informado a otros compañeros sobre la situación y enviando reportes continuos a otras brigadas.
Después de un trayecto de 30 minutos, llegamos al lugar del incendio, la camioneta se detiene en un lugar seguro y caminamos hasta donde inician las llamas. Fernando da indicaciones al resto de la brigada, quienes con azadón en mano se ponen a hacer una brecha cortafuego, que no es otra cosa que limpiar una franja amplia de tierra, rodeando la zona siniestrada, para dejar libre de material vegetativo un área de 3 metros, entre el fuego y el área verde.
Los brigadistas terminan la labor y evalúan los daños. Afortunadamente el incendio no alcanzó las copas de los arboles, por lo que, en la primeras lluvias la vegetación se recuperará poco a poco.
En este 2024, la Brigada de Combate a Incendios Forestales de Las Vigas, logró disminuir la extensión de terrenos siniestrados, en comparación con otros años. En total son 20 las hectáreas quemadas, un número significativamente menor a las 400 hectáreas que hizo referencia Fernando al inicio de su relato.





Autor: Javier Cruz Ortega

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